Un día como hoy se celebra el Día del Periodista Peruano, en conmemoración a la creación de El Diario de Lima, primer diario de circulación regular en el país, fundado por el militar y escritor español Francisco Cabello y Meza (bajo el seudónimo de Jaime Bausate y Meza).

Es así que desde Irradiando San Marcos rendimos homenaje a un personaje que dedicó gran parte de su vida a la vocación que desde joven lo apasionó: Edmundo Dante Lévano La Rosa, el intelectual que nos dejó este año a la edad de 92 años.

Primer contacto 

Desde joven, Lévano ya tenía roces con el mundo periodístico al tener que trabajar como “canillita” después de la muerte de su madre y de que su padre quedara inválido. Años después, en su época de estudiante de colegio, decidió con sus amigos hacer una revista titulada Cultura. Fue entonces cuando decidió utilizar el seudónimo “César” en honor al vate César Vallejo, demostrando así su profunda admiración al poeta. 

Obra y militancia

Gracias al legado de su padre y abuelo, dirigentes y fundadores de movimientos proletarios, se identificó y vio envuelto en un ambiente lucha social siempre. Editó en Estrella Roja y fundó El Metalúrgico en La Oroya como un órgano del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de una corporación de Cerro de Pasco; trabajos que le valieron dos temporadas recluido entre 1950 y 1955. Más adelante trabajó en France-Presse de traductor y redactor, redactó para Marka, La República y Sí; y dirigió un suplemento de La Prensa llamado La Jornada. Ejerció la docencia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y finalmente dirigió Última Hora, entre otras participaciones en diarios y revistas.

No se puede escribir si no se lee

El “rebelde sin pausa”, como lo bautizó su alumno Paco Moreno, es reconocido como un ávido lector; característica que legó a sus alumnos cuando fue docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Docente que orientó a sus alumnos a constantemente escribir y leer. De él recuerda Moreno la frase “no se puede escribir si no se lee”, con la que lo azuzó a leer "Pago de letras", de Víctor Hurtado; obra donde encontró una descripción de Gonzales Prada que finalizaba con las palabras “rebelde sin pausa”, epíteto que lo llevó inmediatamente a pensar en su mentor.

Reconocimiento y legado 

A inicios del nuevo milenio, en el año 2002, el gobierno peruano lo condecoró con la “Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en el Grado de Gran Cruz”; más tarde, en el 2005, el Tribunal Constitucional lo reconoció por su defensa de los DD.HH. en su carrera periodística. Finalmente, en el año 2011, se le condecoró con la Medalla de Honor del Congreso en el grado de Gran Oficial por su trayectoria periodística y defensa de la libertad de prensa y derechos humanos.

Honrando la labor periodística, el Rebelde, es recordado por su impecable obra periodística, su convicción política y social, así como por su constante lucha para defender y reivindicar los DD.HH. en una sociedad a la que se vio enfrentado durante nueve décadas.