Mañana, 26 de enero, se cumplirán 32 años del asesinato de 8 perodistas y 1 guía producto del conflicto interno que libraba el país. Uchuraccay, como otras comunidades, se vio asediada por el terrorismo, producto de ello se optó por decisiones radicales que trajo consecuencias nefastas para los familiares de los fallecidos.

Para Antonio Zapata, “Uchuraccay nos deja una lección en el sentido negativo, como un periodo oscuro, en el cual se dieron suelta toda la violencia y la rabia contenida en este país. Un periodo en el cual no esperamos volver”.

Al preguntarle al historiador si existe la posibilidad de volver a producirse un conflicto interno de igual magnitud, este indicó que en el Perú no hay un grupo al que le interese promover una guerra interna. En ese sentido, comentó que los integrantes del Movadef solo tratan de insertarse en el sistema electoral, pero las autoridades no los dejan.

También explicó que sí existen investigaciones certeras sobre Uchuraccay, tales como el informe de realizado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el informe del Ejército Peruano y el testimonio de diversos participantes que han escrito memorias, testimonios y otros.

“El informe de la comisión de la verdad es bastante solvente, pero siempre se podrá saber algo más; sin embargo, el argumento general se conoce: se desató una guerra en Uchuraccay donde se había producido asesinatos por parte de los comuneros contra senderistas y había represalias por parte de Sendero”, agregó.

Como se recuerda, la comunidad de Uchuraccay sufrió varias incursiones de Sendero y de las Fuerzas Armadas dejando como saldo, aproximadamente, 135 comuneros muertos. Esta situación tuvo como consecuencia la migración de los pobladores de esa la comunidad.

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